Semana de la Literatura

La semana de la literatura es una experiencia que realizamos desde la escuela hace 6 años en los que dedicamos una semana entera solo a la Literatura en sus múltiples expresiones, al arte, a su cuidado y sobre todo al fomento de la lectura. La propuesta engloba a todos los Niveles de la Institución (inicial, primario, secundario y formación de oficios), la excusa es leer, ese derecho tan importante como comer o dormir.

Vivimos, sin dudas, una de las mejores semanas en nuestra escuela, compartimos lo que nos gusta, con quien nos gusta, leímos en familia… con los nuestros.


¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Por qué tanta movida?
Tenemos muy en claro que la lectura y su pedagogía son el camino y hoy recibimos sus beneficios.
Creemos fervientemente en este proyecto, en quienes lo acompañan, en quienes lo permiten y en quienes lo hacen posible. Creemos que la lectura es el camino principal hacia todas las pedagogías, hacia la ética y hacia la igualdad, porque si hay algo de lo que nos gusta hablar en esta escuela es de la igualdad. Consideramos y entendemos a la lectura como un derecho que debe estar al alcance de todas y todos, no solo de quienes tienen el dinero para comprar un libro, para bajarlo de alguna app, ni siquiera para pagar el wifi con el que se lo descargan o la fotocopia que los replica. Necesitamos tanto leer como dar de leer y sabemos que en nuestro contexto no es sencillo, por eso nos enfocamos como mediadores, nos esforzamos como docentes, y nos maravillamos como niños.
Creemos en esa importancia, estamos convencidos de su alcance, por eso le damos el espacio y la atención que requiere. Por eso hacemos collages, escribimos, publicamos libros, nos visitan autoras y autores, vemos obras de teatros, actuamos, leemos, nos dejamos leer, cantamos, jugamos, viajamos al pasado, aprendemos y nos dejamos enseñar, pintamos, bailamos, narramos, fundamos clubes, exploramos y soñamos grande.
Leer para vencer, para crecer, para soñar y para romper todos los prejuicios. Leemos para persistir, para tomar conciencia del mundo en el que vivimos, porque leyendo somos nosotros y somos otros.
Echamos por tierra los prejuicios que dicen que las y los jóvenes no leen, que se aburre, que no saben, que no comprenden. Y si Tomás Martínez afirma que somos los libros que hemos leído o el vacío abierto por su ausencia, entonces, estamos llenando todos nuestros vacíos.